LEMA

! POR LA LIBERACION ECONÓMICA, CULTURAL Y POLÍTICA DE NUESTROS PUEBLOS !







09 agosto 2017

LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE EN VENEZUELA, VA…

   


El pasado 30 de julio más de 8 millones de Venezolanos fueron a las urnas para votar a la nueva Asamblea Nacional Constituyente, que buscará entre otras cuestiones;  ampliar los derechos sociales establecidos en la Carta Magna de 1999; superar el rentismo petrolero alrededor de PDVSA, fortalecer los poderes comunales y programas como los Comités de Lucha por el Abastecimiento y la Producción (CLAP); castigar el terrorismo fascista y a esa parte de la oposición empeñada en montar un gobierno paralelo e ilegal con el beneplácito de la administración Trump y gobiernos neoliberales de la región.

A pesar de los numerosos actos de violencia de la oposición, el pueblo Venezolano concurrió a votar masivamente. Fue un éxito político de Nicolás Maduro, pero no obstante la oposición de derecha continuará con su violencia, quien ha intentado por todos los medios montar un gobierno paralelo, que revierta los avances logrados por la Revolución Bolivariana, en beneficio de la mayoría del pueblo trabajador. Y que sea incondicional a los dictados del imperialismo.

La feroz guerra mediática orquestada por los centros de poder imperial, tratan a como dé lugar de destruir a la Revolución Bolivariana, por representar “un mal ejemplo” –según ellos- para la región. Al igual que con Cuba se trata de mostrar una imagen distorsionada de lo que pasa en estos países hermanos que luchan por su liberación.

En prácticamente todos los notas que se difunden en la prensa, radio y televisión, se repite machaconamente, que Venezuela está al borde del colapso. Por falta de alimentos, medicinas y productos de primera necesidad, cuando la realidad es diferente, si bien es cierto que de repente hay escases en algunos productos, que llegan a ocultar y acaparar los “grandes almacenes” donde los dueños son parte de los grupos derechosos, el abastecimiento se garantiza por parte del propio gobierno, los campesinos y productores nacionalistas.

En México; Fox, Fecal, Videgaray y Peña Nieto, olvidan los graves problemas en que han sumido al país, y sin ninguna calidad moral se atreven a censurar al gobierno legítimo de Venezuela. Y la prensa oficialista repite que Andrés López Obrador, de ganar, sería otro Maduro, la ofensiva mediática que vemos hoy contra Venezuela es la misma que se aplica a MORENA y su dirigente.

Pero hoy en el tema de Venezuela no caben medias tintas: O se está con la Revolución y su gobierno legítimo, y con toda América Latina, o se está con la barbarie que representan los Estados Unidos, recordemos; (Japón 1945, Guatemala1954, Chile 1973, Afganistán, Iraq, Irán, Libia, Yemen, Siria etc. etc.)

Hoy Venezuela está amenazada por Trump y sus títeres del continente, por lo cual es menester cerrar filas y defender a nuestro país hermano. Esto, es lo que está en juego en la tierra de Bolívar y de Chávez, y en esta encrucijada nadie puede apelar a la neutralidad o la indiferencia. Hay que recordar que las burguesías locales y el imperio, tienen los mismos intereses económicos, por eso los pueblos se tienen que unir para defender sus propios intereses, y recordando la famosa frase de Marx; ¡Proletarios del Mundo Uníos!

En estas circunstancias el FCR, no tiene dudas y apoya incondicionalmente al pueblo de la hermana República Bolivariana de Venezuela y reprueba la actitud sumisa e injerencista del gobierno de Peña Nieto. Aunque les duela a las derechas trasnochadas, la Constituyente Va… construyendo la Paz, la Democracia y la Libertad.

¡VIVA LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA!

¡POR LA LIBERACIÓN ECONÓMICA, CULTURAL Y POLÍTICA DE NUESTROS PUEBLOS!

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CONSTITUYENTE Y SOBERANÍA EN VENEZUELA*
  

El 30 de julio se realizaron las elecciones para la Asamblea Nacional Constituyente en Venezuela, contra la voluntad intervencionista de México y Estados Unidos, así como de 11 países más de América Latina. Fueron infructuosos los esfuerzos del secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, y de México en sacar de ese organismo una condena contra Venezuela en su XLVII Asamblea General, porque frente a ello la mayoría de los países se opusieron; pero más aún evitar que la voluntad de la mayoría del pueblo venezolano se impusiera.

En un boletín, la presidenta del Consejo Nacional Electoral de Venezuela, señaló que en el proceso electoral había participado el 41.53% de los electores, más de 8 millones, en la elección de 537 de los 545 miembros de la Asamblea Nacional Constituyente. Sin embargo, todos los medios internacionales presentaban imágenes de violencia, en su intento por desacreditar el proceso electoral; incluso se atrevían a hablar de represión de la policía y el Ejército hacia los manifestantes opositores usando “balas reales”.

Curiosamente, mientras el gobierno de México desconocía los resultados de las elecciones efectuadas en Venezuela, sumándose a la posición de Estados Unidos, el gobierno de Rusia hacía un llamado a respetar los resultados e instado a los países que se manifestaron en contra del proceso a abstenerse intervenir en los asuntos internos del país suramericano y de realizar acciones que profundicen la división. Esto abre la posibilidad de que, como en Siria, las potencias se enfrenten y abran una nueva era de la guerra fría, ahora en América Latina.

Al final la soberanía del pueblo venezolano se ha impuesto. No debemos olvidar que Nicolás Maduro fue elegido presidente en las elecciones del 14 de abril de 2013; sin embargo, sus errores han sido capitalizados por la oposición, la cual se ha atrincherado en la Asamblea Nacional desde diciembre de 2015, fecha en la que ganó la mayoría a través de la coalición Mesa de la Unidad Democrática y desde entonces ha pretendido hacerse con el gobierno entorpeciendo su funcionamiento, promoviendo la violencia y negándose a dialogar con el gobierno de Maduro.

En la crisis política venezolana, el uruguayo Luis Almagro, no sólo se ha convertido en el vocero del Departamento de Estado de Estados Unidos, sino que, de manera insólita, ha comparecido frente al Congreso estadunidense para rendir cuentas y pedir sanciones contra el gobierno del presidente Nicolás Maduro; mostrando que es ciego respecto a lo que sucede en México, algo que el presidente Donald Trump parece tener claro y lo expresó en su conversación telefónica con Enrique Peña Nieto a finales de enero pasado.

Una vez que Estados Unidos y México no han podido detener las elecciones de la Constituyente, las sanciones contra Venezuela no se han hecho esperar. El Departamento del Tesoro anunció la congelación de los bienes y la anulación de las visas a los funcionarios del gobierno venezolano por promover la Asamblea Constituyente, por “socavar la democracia y los derechos humanos en Venezuela”, por ser responsables de una supuesta “represión de las protestas”; luego el 31 de julio se anunciaron otras directamente contra el presidente Maduro y los estadunidenses que realicen negocios con él. Las sanciones contra las importaciones de petróleo podrían ser un balazo en el pie, pues afectarían las refinerías estadunidenses construidas expresamente para procesar petróleo de Venezuela y lo enviaría al mercado chino, ávido de oro negro.

Lo lamentable de todo, en un hecho insólito e inexplicable, es que el gobierno de México se ha sumado a la política de Estados Unidos contra Venezuela en la OEA, un organismo cuestionable, pues ¿qué ha hecho la OEA frente al aumento de la criminalidad en México y la desaparición forzada, frente a la corrupción dentro del gobierno? ¿Almagro habría pedido al Congreso estadunidense sanciones para los funcionarios del gobierno mexicano y apoyado la intervención del Ejército estadunidense para “acabar con los hombres malos”, como ofreció el presidente Trump en su conversación telefónica con el presidente Peña Nieto?

Cuál es la aventura a la que se ha entregado el gobierno de México para agradar al del presidente Donald Trump. Los compromisos del presidente Trump frente a su electorado respecto a México están en pie, al menos él no ha dicho oficialmente que no construirá su muro fronterizo ni que desistirá en poner fin al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y a su política de deportación de inmigrantes indocumentados; todo lo contrario, él afirmó en la reciente Cumbre del Grupo de los 20 (G 20) no sólo que construiría su muro sino que México lo pagaría, además está poniendo trabas en la renegociación del TLCAN para acabar con él.

Cuando Vicente Fox puso fin a las buenas relaciones históricas de México con Cuba, las críticas del partido que hoy está en el gobierno, no se hicieron esperar. Precisamente, el PRI que monopolizó el poder durante más de 70 años fue capaz de instrumentar una política exterior que le dio a México prestigio y respeto internacional, lo que permitió que Cuba valorara las relaciones diplomáticas con México cuando todos la aislaban y los países de América Latina mostraran respeto por quien consideraban su hermano mayor, el cual durante el golpe de Estado en Chile en 1971 no dudó en condenarlo y proteger a miles de exiliados.

La política exterior de México se ha venido desintegrando lentamente, parece diluirse sin encontrar su rumbo, más subordinada a Estados Unidos que independiente para negociar con ellos en calidad de iguales, el acercamiento del actual gobierno de México con Cuba auguraba su recomposición,  pero el rol que ha jugado México en la crisis política que vive Venezuela no ha hecho sino enlodar más la política exterior mexicana y restarle fuerza en la mesa de negociaciones del TLCAN, y seguramente en los otros temas pendientes. 

Las elecciones para la Asamblea Nacional Constituyente se realizaron en Venezuela porque fue una decisión legitima de un gobierno soberano, elegido en las urnas, al margen de que México, Estados Unidos, Canadá, Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, Panamá, Paraguay y Perú se opongan a ello; lo que suceda después de su instalación y el desenlace final de la crisis sólo compete a los venezolanos, tal como lo que suceda en México sobre la corrupción, la lucha contra el crimen organizado y el perfeccionamiento de la democracia sólo compete a los mexicanos.

Pero irónicamente, el gobierno de México ha ido más lejos en su política intervencionista. En un comunicado conjunto de las secretarías de Hacienda y Relaciones Exteriores han dicho que “Con respecto a las sanciones anunciadas por el gobierno de Estados Unidos a diversos funcionarios y exfuncionarios del gobierno de Venezuela por menoscabar la democracia y los derechos humanos en dicho país, así como por participación en actos de violencia, represión y corrupción, (…) procederá en consecuencia, de conformidad con las leyes y convenios aplicables en la materia.” ¿Cuándo México se había alineado a sanciones impuestas por Estados Unidos a otro país?

En el cierre de la campaña por la Constituyente, el presidente Maduro rechazó las pretensiones de Estados Unidos y de México de suspender las elecciones del 30 de julio, pero propuso a la oposición la instalación de una mesa de dialogo, “Acuerdo Nacional y Reconciliación de la Patria” nuevamente, algo que seguirá siendo bloqueado como lo hizo ya con la reciente iniciativa en la que participó el Vaticano, porque a la oposición no le interesa dialogar, está obsesionada con derrocar al presidente Maduro.

Es evidente que el gobierno de México está haciendo lo posible por agradar al presidente Trump; sin embargo, en la medida en que fracasen las negociaciones sobre la renegociación del TLCAN, aumenten las deportaciones de mexicanos, se construya el muro, para el cual el Congreso ya aprobó recursos, y se impongan medidas económicas contra México para su financiamiento, el gobierno volverá a su realidad latinoamericana, algo que no está en sus planes actuales, pero puede suceder tal como han fracasado las negociaciones comerciales entre China y Estados Unidos.

*José Luis Ortiz Santillán, www.forumenlinea.com
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LA CIA DETRÁS DE LA AGRESIÓN A VENEZUELA

Que en Venezuela, se dice,
hubo fraude electoral.
Es la CIA la que lo dice,
lo que, obviamente, es normal.

La afirmación del director de la CIA, Mike Pompeo, de que trabaja con los gobiernos de México y Colombia para asegurar una transición en Venezuela, clásico eufemismo para designar el derrocamiento de un gobierno legítimo, no debiera sorprender. Es largo y sangriento el historial de golpes de Estado de la CIA contra gobiernos democráticamente electos que intentaron hacer una política de soberanía nacional y justicia social, como los de Jacobo Arbenz en Guatemala (1954) y Salvador Allende en Chile (1973), por sólo mencionar dos ejemplos paradigmáticos. 

Pompeo, integrante del Tea Party (ultraderecha del Partido Republicano) agregó que estuvo recientemente en la Ciudad de México y en Bogotá para “ayudarlos… a comprender lo que pueden hacer para lograr un mejor resultado para su parte del mundo y nuestra parte ...” A confesión de parte, relevo de pruebas.

La fobia de Washington hacia el proyecto bolivariano del siglo XXI es harto conocida desde que su fundador y líder Hugo Chávez llegó a la presidencia en 1999. George W. Bush apoyó el derrotado golpe de Estado de abril de 2002 y desde entonces el rastro del intervencionismo yanqui en la patria de Bolívar sale a cada paso. Caracas ha debido expulsar a un embajador y a numerosos diplomáticos de ese país y los cables revelados por Wikileaks confirman su descarada injerencia en Venezuela. Obama emitió el ridículo decreto que la declara un grave peligro para la seguridad nacional de Estados Unidos y la actitud del gobierno de Trump ha sido aún más hostil. 

El gobierno mexicano ¿con qué cara puede acusar al gobierno venezolano de que no respeta la democracia y derechos humanos? En primer lugar no tiene ninguna autoridad porque si hay un lugar donde no se respetan los derechos humanos y la democracia es en nuestro país. La inseguridad y los asesinatos han superado todas las estadísticas de años anteriores y sistemáticamente se desaparece y asesina a periodistas y el gobierno no hace nada. 

La declaración del gobierno en apoyo a la oposición (MUD) que ha tenido una actitud golpista y que no respeta ni la Constitución, ni las leyes y mucho menos los derechos humanos. Es la misma que organizó un golpe de estado contra el presidente Chávez en 2002 y un paro petrolero en ese mismo año causando graves daños a la economía. Ha llegado al grado de asesinar a jueces y quemar a personas por ser chavistas.

La ofensiva encabezada directamente por el gran capital y respaldada por los grandes corporativos de la información a nivel mundial nada tiene que ver con la democracia o los derechos humanos. Es una acción encaminada a derrocar a un gobierno legítimo que defiende el derecho del pueblo a organizarse independientemente de los dictados del imperio. En particular el derecho que tiene el pueblo de Venezuela para impulsar la realización de elecciones para la Asamblea Constituyente como una forma de profundizar la democracia para defender sus derechos conquistados mediante la lucha y la movilización.

Al mismo tiempo es una acción para apropiarse de la mayor reserva de petróleo a nivel mundial y de los recursos naturales. Tenemos muy presente la acción de Estados Unidos contra el pueblo de Irak cuyo desenlace ha sido la ocupación miles de muertos y millones de desplazados. Todo el apoyo y la solidaridad al pueblo y Gobierno Bolivariano, encabezado por el presidente constitucional, Nicolás Maduro. Venezuela no está sola los pueblos del mundo sabrán defender y aportar para que la Revolución Bolivariana siga su camino de profundizar el Poder Popular.

*Ángel Guerra Cabrera
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DECLARACIÓN DEL CONSEJO MUNDIAL DE LA PAZ
 SOBRE LA SITUACIÓN EN VENEZUELA

El Consejo Mundial de la Paz (CMP) expresa su profundo rechazo a la escalada de amenazas contra la soberanía de la República Bolivariana de Venezuela y expresa su solidaridad militante con el pueblo de Venezuela, las fuerzas de paz e antiimperialistas y en particular con el Comité de la Solidaridad Internacional (COSI)  Las recientes provocaciones del presidente estadounidense Trump, coordinadas con la oligarquía local y la oposición reaccionaria, constituyen una flagrante violación de los principios de la Carta de la ONU y una grave injerencia en los asuntos internos de Venezuela. La guerra económica de los capitalistas en curso y las sanciones que se amenazan de imponer al país y al pueblo desde el exterior, apuntan a una mayor desestabilización de la economía y al sufrimiento del pueblo. La iniciativa de convocar la elección de una Asamblea Constituyente el 30 de julio, es el derecho soberano del pueblo y su legítimo gobierno elegido. 

El CMP expresa el deseo de muchos millones de personas amantes de la paz en el mundo que luchan contra el imperialismo por un mundo de paz y justicia social, que la nueva Asamblea Constituyente abrirá caminos para profundizar los cambios y para nuevos logros para el pueblo y por el pueblo de Venezuela.

Denunciamos las fuerzas que activan y promueven desde dentro y fuera del país, el caos, la destrucción y el terror. Denunciamos en particular la hipocresía de la Unión Europea y sus gobiernos que apoyan directamente o indirectamente a las mismas fuerzas reaccionarias, como lo hicieron en el Golpe de Estado en abril de 2002, al mismo tiempo que se atrevieron a establecer “estándares democráticos” para el pueblo venezolano.

Juntamos nuestras voces y nuestra lucha con el pueblo de Venezuela, con los pueblos de América Latina por el derecho a determinar su propio camino para que se conviertan en dueños de sus fortunas y de la riqueza de sus países.

¡Viva la solidaridad antiimperialista con el pueblo de Venezuela!

Atenas 25 de julio de 2017 La Secretaría del CMP
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El FCR CELEBRÓ SU XLIII ANIVERSARIO
CON UN CONCIERTO DE SAXOFON Y VIOLIN,
 DE DIANA LAURA MONROY SOLANO
EN EL CENTRO CULTURAL ENRIQUE RUELAS
EN LA CIUDAD DE PACHUCA


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EL ÚNICO DESQUITE QUE TENEMOS LOS MEXICANOS ES REÍRNOS DE LOS PODEROSOS QUE NOS JODEN…

El FCR lamenta el fallecimiento del caricaturista Eduardo del Río (Rius), y  el periodista Jaime Avilés, dos hombres  de su tiempo que supieron desafiar al poder, con sus historietas uno y con su pluma el otro, siempre lúcidos y congruentes. 
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¡NUNCA JAMÁS!